03 enero 2008

Atilio Robertone: El calor del verano

(*Antropólogo Harvard University )

En una oportunidad, en plena vacaciones de verano, me he ocupado de analizar antropológicamente todo lo referido a esta estación tan calurosa. Por ello quisiera compartir algunos datos importantes de mi estudio.

En todas las latitudes la figura femenina es la que más se destaca, sobre todo si observamos la variedad de bikinis y trajes de baño. Muchos hombres miran sin descaro y otros utilizan lentes oscuros para poder observar sin que sus ojos lo delaten y sobre todo para que su mujer no se de cuenta que no están mirando el diario sino lo que hay enfrente.

En el mar lo más importante es la vestimenta a prueba de todo, lo más astutos usan mallas con elástico reforzado, que resiste todo tipo de exigencia del agua. En algunas piletas he observado que algunos inexpertos se quedan como Dios lo trajo al mundo luego de realizar un chapuzón.

En algunas playas, dónde abundan los jóvenes, se puede ver a aquellos que se quedan dormidos tomando sol, y cuando se levantan ven que no son del mismo color. Tranquilamente podrían pasar la aduana diciendo que vienen de Nigeria.

El tema más importante es el tipo de bronceador que se utiliza. Muchos seudo conocedores de la formula secreta tratan de incentivar a otros de usar un preparado a base de zanahoria, aceite vaya a saber de que y un poco de loción; el único resultado a lo detecta el dermatólogo luego de varios análisis.

El sexo masculino es un tema a parte. Están los que demuestran a diestra y siniestra todo el tiempo invertido en el gimnasio y no paran de ponerse bronceador. Generalmente no anda solo, sino acompañado de otro de idéntica forma y los dos se admiran mutuamente las abdominales y bíceps.

Y luego están los que sin tapujos muestran el trabajo de varios años: "la panza cervecera" que aumenta el volumen a medida que va pasando la tarde en compañía de un par de rubias, entiéndase rubia por la bebida obviamente.

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