Los ancianos que conducen no tienen más
posibilidades de morir en la carretera que los veinteañeros, según un
estudio realizado en Reino Unido sobre los accidentes mortales durante
un periodo de 20 años.
Ha
habido un cambio en los últimos años respecto a los procesos de
renovación del carné de conducir de los ancianos, a los que a menudo se
considera más peligrosos que a los jóvenes por la pérdida de visión y
capacidades cognitivas.
"Normalmente se asume que los conductores
más viejos son un peligro para ellos mismos y para otros conductores",
dijo Jonathan Rolison, que encabezó el estudio en la Universidad de
Plymouth.
Para el estudio, que apareció en Journal of the
American Geriatrics Society, Rolison y sus colegas repasaron los
registros policiales británicos sobre accidentes mortales registrados
entre 1989 y 2009.
Hallaron que el riesgo de morir al volante era
similar entre los conductores viejos y los jóvenes. 13 de cada 100
millones de desplazamientos terminaron en mortandad entre los de menos
de 29 años, frente a los 14 de cada 100 millones para los mayores de 70.
Los
ancianos aún se contaban entre los conductores con menos muertes en
general. En 2009, cuando 1.138 personas murieron al volante, uno de cada
10 tenía más de 70 años, mientras que entre los más jóvenes la cifra
eran de uno de cada cuatro.
Tanto para conductores como para
pasajeros, los riesgos eran más elevados a ambos lados de la franja de
edad y caían en la mediana edad.
Los investigadores también
estudiaron las cifras de los que fueron atropellados y murieron cuando
caminaban, y hallaron que el riesgo de morir como peatón era cinco veces
superior para los viejos que para los jóvenes.
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