Entrevista Exclusiva a El Pingüino: “No tengo nada que ver con los Kirchner”

En un respiro en su agitada agenda, el archienemigo de Batman nos concede una nota histórica para el periodismo misionero. Usted lo puede disfrutar únicamente acá en Inforia. Que lo disfrute.

¿Qué lo trae a la provincia de Misiones?
- Me escapé un poco del ruido de la ciudad, estaba un poco saturado, necesitaba tomarme un respiro. Me recomendaron Misiones, Cataratas y aquí estoy sufriendo un poco el calor, pero encantado con la naturaleza.

¿Qué relación tiene con los Kirchner?
- A pesar de que a ellos también le dicen pingüinos, no tengo nada que ver con los Kirchner. Recuerdo que una agencia de publicidad sugirió que yo fuera icono de la campaña pasada, pero preferí mantenerme alejado de todo.


Sabemos que usted siempre estuvo ligado a la política
- Si es verdad, intenté varias veces ser alcalde de Ciudad Gótica, pero Batman se encargó personalmente de impedirlo. Una vez también ser gobernador de la Rioja, pero no pude contra el crimen organizado. Que paradoja. Ahí ni el hombre murciélago se mete.


¿Qué cosas te ponen tristes?
- Me aflige ver los pingüinos empetrolados. Siempre que me entero de algún lugar donde se derrama petroleo, aunque soy un criminal y un asesino se me piante un lagrimón.


¿Cómo es su relación con los otros archienemigos de Batman?
- Hay muchos celos profesionales, todos quieren tener protagonismo. Pero hay para todos. Con el guasón no me llevo muy bien, nunca se puede hablar en serio, siempre se esta riendo. Con Gatubela tuve una relación que fue más allá de una amistad, pero me alejé antes de que salga lastimado, ahora sale con “Dos caras”.

¿Cómo ve el crimen organizado hoy?
- Deja mucho que desear. Criminales eran los de antes, inspirábamos mas respeto, la gente nos tenía mas miedo. Ahora cualquiera salen a chorear con un armas de juguetes y con un tramontina, no se entrenan, no se rescatan. Nombrame un gran criminal hoy, no existe. Por eso caen en cana, yo creo que a estos “pibes chorros” de hoy, los puede agarrar Robin solito, sin ayuda de nadie. Una vergüenza.