* OpinólogaLa verdad que yo de ritmos no entiendo nada, para mi suena todo igual, Punchi, punchi, ratatatat, uh uh!! Punchi! Punchi! Eh eh!! Ohhhhhhhhhhhh!! una y otra vez, durante toda la noche.
Me da vergüenza cuando veo las miradas de los babosos que con la excusa de acompañar a los estudiantes en su día se la pasan ojeando para todos lados, y cuidando no ser descubiertos in fraganti por sus esposas o novias.
Cosa que no soporto, son algunos de los olores, además de la transpiración de los adolescentes, que vienen dándole al bombo y al baile desde las seis de la tarde, se suma: la baranda a cuero de las chanchas, el olor a hamburguesa, y el humo de los tractores que empujan las carrozas, todo esto combinado, ¡puede llegar a ser una arma de destrucción masiva!
Además de apreciar la creatividad de los chicos, tanto en sus trajes como en la construcción de las carrozas, pude ver como intentan pasar alguna bebida prohibida de las formas más insólitas, algunos hacen pasar el votka congelado como cubitos de hielo, ahora entiendo porque me pegó tanto el tere, que hice con el hielo que me prestaron, jajaja.
Una de las cosas que más me gusta, es cuando las reinas y los reyes tiran caramelos; en una estudiantina junté tantas golosinas, que después se las vendí a don Pepe, que tiene un almacén en el barrio, y bueno, yo también quiero hacer la diferencia.
Tengo tantos recuerdos de mi época de estudiante que no me alcanzaría el día, por eso les dejo un saludo y un beso. Hasta la semana que viene.
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