08 agosto 2011

Los nombres más feos del mundo

La creatividad uruguaya es algo fuera de serie. En este país, la guía telefónica no tiene desperdicio. Tarzán, Napoleón, María Placer, Addisabeba, Blanca Nieves o John Kennedy son algunas de las perlas que se pueden encontrar al echar un vistazo a sus páginas.

En la ciudad de Tacuarembó, Uruguay, un hombre que se suicidó a los 71 años se llamaba Hitler Aguirre Fuentes. Un nombre que su hijo heredó y que comparte con al menos otras tres personas en el país sudamericano. El padre de Hitler Ignacio Da Silva, policía de profesión, no tenía suficiente con haberle puesto a su hijo semejante nombre. Además, trató de bautizar a su otro vástago como Mussolini. Algo que, afortunadamente, la madre de los niños impidió.

En México, la originalidad de los padres ha dejado maravillas como Lady Di, Pocahontas o Terminator, según publica la web del diario "El mañana". Aunque el que se lleva la palma es "Masiosare", un peculiar homenaje al himno del país, que reza: "Mas si osare un extraño enemigo profanar con su planta tu suelo".

En el sur de México, en Chiapas, los papás quieren que sus hijos tengan nombres tan originales como: Astroboy de Dios, Lucifer, Bienvenido, Charly DiCaprio, según reportes de ForoTv. Incluso el estado ha tenido que lanzar una campaña para evitar que los padres pongan nombres tan exóticos a sus hijos.

En Argentina, se descubrió otros apelativos igual de peculiares. Qué culpa tiene una criatura si su padre es un fanático del fútbol. Quizás si hubiese sido niño se habría llamado Diego. Pero nació una niña y la llamaron Mara Dona.

Según la misma publicación, en México inscribieron a un bebé como Yahoo. En Perú hay un Marx Lenin y una chica llamada Madeinusa (Made in USA). Además de tres hermanos que fueron bautizados con los nombres de tres volcanes: Misti, Chachani y Pichu Pichu.

Unos nombres un tanto peculiares, por no hablar de los venezolanos Yesaidú (Yes I do), Supermán, Guarisdá (What is that) o Usnavy (por la Marina de Estados Unidos).

No cabe duda de que un nacimiento es algo digno de celebración. Eso sí, es mejor dejar el alcohol para después de haber pasado por el registro. Su hijo se lo agradecerá.

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