El comerciante, lejos de encandilarse con la alocada propuesta, llamó a la policía.
Cuando los agentes llegaron al lugar, el individuo todavía estaba en el lugar esperando una respuesta.
Según el diario La Razón, el singular estafador, había ido a ese comercio una semana antes para hacerle una demostración de su habilidad al dueño.
En esa ocasión, el estafador tomó un billete de 20 euros, lo mezcló con diversos papeles blancos, un líquido marrón y unos polvos de color blanco, y al frotarlo con algodón, “el billete se transformó en otros tres”, según dijo la Policía.
Tras la demostración, el comerciante quedó convencido del poder mágico del reactivo utilizado y acordó un reparto de beneficios con el estafador a quien le entregó 1120 euros en varios billetes para que fueran multiplicados. Pero al repetir el proceso, varias veces, dijo que necesitaba ir hasta su domicilio ya que se había quedado sin reactivo “mágico”, si bien iba a dejar el sobre con el dinero en el lugar para que no desconfiara.
En ese momento, y ante la posibilidad de que estuviera siendo víctima de una estafa, el propietario del local alertó a la Policía.
La Policía constató que el sobre donde se duplicaba el dinero estaba lleno de papeles en blanco. Y los 1.120 euros estaban escondidos entre las ropas del estafador a quien llevaron preso.
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