13 septiembre 2010

Diez cosas que un buen matero jamás debe hacer

El buen cebador de mate sabe cuáles son las reglas a seguir para lograr un mate perfecto. El que no las conozca, que lea esta nota y agende lo que jamás debe hacer bajo ningún concepto, si quiere que otros cebadores lo respeten.

El que no haga caso a los siguientes mandamientos, que se atenga a las consecuencias.

1. No usar azúcar ni edulcorante: Esto es un pecado mortal. El mate es amargo, y punto. Toda otra variante es un plan cobarde para ablandarle la boca a una bebida que es recia y rica, tal y como la da la naturaleza. Sino, probá ponerle azúcar a las aceitunas o a la espinaca, a ver cómo te queda.

2. No revolver la bombilla: La bombilla no es una palita para arreglar la yerba y levantarla cuando el mate está lavado. A pesar de que hay gente que les gusta palanquearla para generar un agujerito en las profundidades del mate, la bombilla no se toca.

3. Nunca soplar por la bombilla: Se sabe de gente que, cuando el mate está duro, sopla para mejorar el tránsito de la bombilla, pero no hay nada más desagradable ni desconsiderado: el mate no es un clarinete, y además lo llenás de microbios que el otro no tiene por qué beberse.

4. Jamás cebar con agua hervida: Cebar un mate con agua hervida es un delito que merece la pena capital, ya que de esa forma la yerba se quema y queda amarga como la carqueja. Un buen cebador, escucha la pava y siempre sabe cuándo el agua está lista.

5. Cortar el mate con agua fría de la canilla: Otra acción que merece la horca. El cloro del agua corriente hecha a perder el gusto del mate y ya no tiene retorno. Si el agua te quedó muy caliente, esperás a que se enfríe, sin chistar.

6. Nunca convidar un mate frío: Esto es una señal de desprecio y equivale a ofrecerle un plato de pescado podrido a quien tiene hambre. Antes que cebar con agua fría, el buen matero rehace la partida: calienta el agua, cambia la yerba y ceba desde cero una nueva ronda, para no desdeñar a nadie y conservar el amor propio.

7. Bajo ningún concepto reusar la yerba: A ver si nos entendemos: cuando un mate ya dio todo el sabor crudo del pasto y aportó su amargo revitalizante, esa yerba ya no sirve más. Nada de volver a cebarlo conservando la que estaba abajo en el mate. El matero de ley no vuelve a usar la yerba: tira todo y arranca otra vez.

8. No incursionar en mezclas new age: ¿Qué es eso de combinar el mate con poleo, muña muña, o cáscara de naranja? El mate ya tiene sabor suficiente, señores. Si no les va, cambien la marca de yerba. Pero eso de andar buscándole "funcionalidades" -que haga bien a los huesos, al tránsito lento, a la presión- no es propio de esta bebida, sino de jarabes.

9. Nunca chupar el mate ajeno: Esto equivale a robarle a alguien su porción de asado. Fijate, en una ronda de materos, para que el mate llegue lejos, pasa por varias manos y ninguna tiene derecho a cortar el trayecto y robar el turno. Es una gruesa afrenta, que en tiempos de gauchos se solucionaba con facón.

10. Dejar migas en la bombilla: Esto sí que es de pésimo gusto. Si todos sabemos que el mate es una costumbre bastante promiscua y hasta poco higiénica, debemos cuidar el aspecto del ritual para no hacerlo aún más asqueroso. Si se toma mate con bizcochos, antes de beber hay que limpiarse la boca.


Fuente: Planeta JOY

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